sábado, 4 de diciembre de 2021

Por favor leer El Principito




Recuerdo bien que cuando los días se tornaban azules, los cambios que se vienen, ser adulto, tener un hogar diferente y ajeno, tener que dejar la casa de tu padre, comenzar un hogar diferente y amoroso, días van, días vienen y con ellos un obsequio, el cuento Ecos de una quena escrito por Danielle Rogers, me gustaron mucho sus gráficos, semejante detalle le devolvió la chispa a mi vida, muchas veces estamos vivos, pero zombies, aturdidos. 

Aturdimientos que aparecen con la rutina, con algo inesperado, planes que no concluyen, perspectivas que teníamos acerca de como queríamos que sea nuestra vida y la realidad que tenemos que afrontar,  pero este estado zombie se va, no sé cuánto tiempo dure, pero se va; eso bien lo sabe Karen pues al regalarme un cuaderno para colorear, escribió en una de las colores, "Todas la situaciones son temporales". 

Temporales como el tiempo que pasamos leyendo un libro,  el tiempo que compartimos de niños con nuestros hermanos y primos, tiempos mozos que se irán, como nos dicen los chicos de Jarabe de palo, "el tiempo es una palabra que empieza y que se acaba", pero aquellos tiempos estarán guardados en un hermoso baúl que contemplamos a veces; hace poco estuve pasando tiempo con los niños de la familia, son maravillosos, en cada unos de ellos hay un principito o una princesita.

El primero de ellos se llama Javier, al ver las noticias y encontrándome lejos, me pide que no vaya a tomar lejía como Donald Trump, en ese entonces tenía 10 años. 

El segundo niño se llama Harumi, interrumpe su juego con su amiguito Jhonatan para decirme: ¿Haber cómo estás? porque realmente le importa, lo demuestra en la forma de dejar el juego, con sus ojos, en el tono de voz. 

El tercer niño se llama André y es capaz de hacer una llamada a la abuelita y decirle: que te vaya bien por el cielo mamita Escola, chau. 

La cuarta niña se llama Minnie y al visitarme, siendo las 7:30pm me dice: ¿Ya tomaré cafecito en mi casa no? 

Me alegra mucho compartir el tiempo con estas princesitas y principitos, no hay nada más bello, y pensar que alguna vez también fuimos princesitas y principitos, curiosos, con una imaginación que desbordaba por todas partes, ocurrencias que hacían reir a nuestros padres. Deseo que la princesita que fui guste de la adulta que ahora soy, deseo que la adulta que ahora soy deje emanar a la princesita que de vez en cuando aparece. Démonos una oportunidad y volvamos a leer el Principito si ya lo hemos hecho, pero sino lo hemos leido, leámosle está hermosa historia al niño que alguna vez fuimos, quedará fascinado con esta hermosa historia del frances ANTONIE DE SAINT - EXUPÉRY, pero sobre todo, leamos el principito a los niños y niñas de la familia. 

Angela Espino de la Cruz.

  
Fotofrafías: Angela Espino de la Cruz. 


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