sábado, 7 de julio de 2012

Celebración Corpus Cristi

Celebración Corpus Cristi
Que tan seguido caminamos, quizás muy poco, prefiriendo tomar un vehículo. Probablemente algunos lleven las bolsas del mercado, otros las mochilas con cuadernos, pero sea lo que sea nunca es demasiado peso y nunca caminamos tanto como lo hace la gente movida por el fervor de su fe en las procesiones. Este Corpus Cristi el recorrido fue corto, y la custodia se paseó de la iglesia Catedral al obispado y del obispado a la Catedral; como cuando tus padres te dicen de la casa al colegio y del colegio a la casa. El motivo de tan corto paseo es el paro indefinido en Cajamarca contra Conga, por ello también se suspendieron la realización de alfombras y sacaron a la custodia pequeña y no a la de un metro. 
En Cajamarca y Cuzco se celebra el Corpus Cristi el jueves, en las demás ciudades el domingo.
Pero no solo se celebra la Eucaristía, también se vino la feria por Corpus Cristi, que se levanta por el Qhapaq Ñan entre arena y piedras. Lo primero que se ve a la distancia es la rueda de chicago, infaltable en una feria el carrusel que cuesta s/ 3.00; también hay juegos creativos como poner una piscina inflable y traer botecitos, el juego de los botes esta s/ 5.00; y utilizando la idea de la piscina infaltable están las pelotas, la pelota entra en la piscina, en la pelota un niño que corre como un hámster, y les encanta.
Y uno de los juegos más llamativos es el Crazy Space, la máquina es de color amarillo rosado y lila, su movimiento es el de una mezcladora de cemento, una vez adentro las chicas se preparan para gritar, no dura mucho tiempo; y probablemente si duraría más apreciaríamos la escena de la película el exorcista, cuando el padre le echa agua bendita a la niña que esta poseída.
Deliciosos y jugositos son los anticuchos que se venden a la entrada de la feria, también hay papita rellena y cachangas con miel. Dentro de la feria hay bar restaurantes que venden chicharrón, picarones, churros entre otros platos; en el restaurant el “San Marquino” no falta la cerveza.
Al caminar más haya se abren paso los puestos melosos, que venden lo infaltable en una feria: un esponjoso y rosado algodón de azúcar, la acaramelada manzana confitada; bombones de chocolates con grajeas de colores encima, como las de doña pepa. Y ese olorcito, a si la canchita salada y dulce.
Siguiendo con la caminata se ve a una señora muy amable que ofrece la prueba de un dulce rosado; la acompaña una niña de piel trigueña, le ha hecho una cola, sus ojito chispeantes son de color marrones y al acercarse al puesto de su mamá ofrece “¿agua, cocholates?” debe tener aproximadamente 4 añitos.
La señora vende amablemente sus chocolates pero cuando se intenta saber de ella responde celosamente: soy de Chiclayo y le dice  a su pequeña: “Carambas Lupe no fastidies”, acerca de su dulce nuevamente amablemente dice que es conserva de membrillo, resuelto el misterio de los tamborcitos, su nombre es conserva de membrillo.
Al día siguiente nuevamente despierta la feria, la conserva de membrillo se vende. En el turno de la mañana se encuentra el primo de la señora y él es mucho más conversador y cuenta que tiene turrón, King Kong, machacado de membrillo, acuñas de azúcar y chancaca, relleno de higo, chumbeque con miel de abeja, ajonjolí, tofes, conserva de membrillo.         
Seguiremos después a otras ferias, a Tombo en Santa Cruz, al festival del King kong en Lambayeque, a Celendín para fiestas patrias, también a la Feria de Santa Rosa en Chiclayo. Y a las que nos inviten.
Por la tarde Cristian va a comprar dos soles de conserva de membrillo y un sol de ajonjolí y le dice a la señora: “señito usted es de Piura” a lo que la señora responde que no, que ella es de Chiclayo, Cristian continúa diciéndole que es idéntica a la mamá de un amigo que tiene en Piura, usted cómo se llama y ella responde: me llamo “Juliana Durán”. Yo pensé que la conserva de membrillo lo hacía de fresa por el color, contiene un poquito de esencia de fresa, aaa y las cajitas lo hacen ustedes también, no eso lo compramos, de sauce creo lo hacen.
Nadie se va de una feria sin haberse comprado algo, si no es comida probablemente ropa, un anillo, una llaverito, unos aretes, o quizá algún juguete colorido en una bolsa de plástico. Por la noche la feria enciende sus fluorescentes de colores, la noche no le quita lo colorido, ellos llevan el color a otra parte cuando lo decidan.

Angela Espino de la Cruz
Fotografía Angela Espino de la Cruz


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